– El regreso y nueva etapa


Estoy en el camino de regreso, ya no me transportan mis pies, son las veloces ruedas las que me hacen volar a más de 100 por hora.

Después de casi un mes de valerme por mi mismo con todo lo más básico pero plenamente satisfactorio, inicio la vuelta a la cotidianidad, marcada este septiembre por la segregación forzada de mis hijos.

Hoy ha sido un lento despedirme de compañer@s del camino, personas que no volveré a ver nunca más, otras que seguro que sí. Olvidaremos los nombres pero no las sensaciones que restarán para todas las vidas de cada uno de nosotros.

En Santiago, y no sé por qué extraña razón, me he perdido continuamente, es como si la ciudad me raptara para que descubriera sus rincones más encantadores. Suelo tener un gran sentido de la orientación pero Santiago me confunde y me lleva a encontrarme con lugares fascinantes. Anoche anduve perdido. Seguro que no sería capaz de volver a donde estuve. Valió la pena. Me impresionó el mercado de abastos, las calles, parroquias, universidades…

Se come y cena muy bien en el «Restaurante Central» el menú es muy bueno y el precio asequible y adecuado para separados con hijos e hipoteca. Lo encontraréis en la zona de restaurantes al lado de la catedral. También es una buena oipción la «Pulpería Os Concheiros» buenos platos de tapas, buen vino, ambiente propio de la ciudad y sin turistas. Lo encuentras en un cruce siguiendo el camino y antes de entrar en el caso antiguo.

Y el mejor albergue: ACUARIO, precio muy asequible, ambientación y música hippie, y el alma del acogedor albergue: Ara, la hospitalera.

Imprescindible pernoctar en él. Sabiamente regido por la guapísima y encantadora Ara, te permite disfrutar las días que pases en Santiago.. Al entrar en Santiago de Compostela pregunta por el albergue en la oficina de información. Es el mejor precio, relativamente cerca del casco antiguo, tolerante con los que desean vivir la ciudad de noche. Está en el camino, algo escondido, en la Rúa Estocolmo, 2-b. Un beso Ara.

Para despedirme de peregrinos que he conocido en diferentes etapas he vuelto a la Catedral, a ver quién llegaba hoy. Parece que me he adelantado unos dos días a las personas que iban en mi grupo. Y eso que me frené un día… Ejem, ejem… Modestia…

La verdad es que me interesó avanzar para estar 4 días con mis hijos antes de volver al trabajo. En el último minuto he visto a la guapísima Romina. Un beso, me ha hecho mucha ilusión verte. Miriam, la alemana, me ha sabido mal no poder despedirme de ti, al igual que mi querido japonés teñido de rubio: Shinichiro, mi amigo Andrés al que todavía no te he podido dar recuerdos de Sheila.

En la Catedral, abarrotada, he podido ver peligrosamente cerca como montaban y balanceban el botafumeiro. Lo hacen en días excepcionales o cuando alguien paga 240 €, me han dicho. Estos curas… siempre llorando… Parece ser que la razón del botafumeiro es que en la Edad Media, cuando llegaban fatigados y sudorosos los peregrinos el olor a humanidad era insoportable. Solución nos montamos una gran copa con incienso que se nos balancee por nuestras cabeza.

Pero la misa me ha impresionado, me ha embargado la emoción de gentes de todo el mundo, muchos llorando de poder estar allí, soy ateo pero no insensible. Aunque me hayan dado una Compostela (certificado de haber hecho el camino) de segunda 😦 ya lo explicaré.

Albert, Irene i Gerard, demà estic amb vosaltres!!!

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