La primera vez que te vi estabas en la calzada de la autovía.
Habías sufrido un atropello, estabas herido, pero erguido y altivo. Sé que al cogerte te hacía mal pero resististe. Después vinieron las curas, la operación, la recuperación… y tu cojera permanente.
Durante toda tu vida has sido un perro fiel, y si se os pudiera calificar a los animales como a las personas, te podría decir que eras de buena pasta y muy buena persona, vamos un buen tío.
Te recordaré siempre junto a mí, cuando me acompañabas a buscar bolets, a la montaña, a comprar, a pasear… Te pasabas las horas por la noche a mis pies mientras trabajaba, agotado, en el ordenador: programando, corrigiendo ejercicios, gestionando proyectos, escribiendo… Solo ibas a dormir cuando yo cerraba el ordenador y me dirigía zombi a la cama… Gracias amigo, siempre estabas a mi lado.
También recuerdo como protegías al Grey en la calle de otros perros abusones, o a l’Albert cuando la Iris perdió los nervios.
Como le dije a la Iris, ya sabes, soy ateo, sé que no estaréis en ningún lugar salvo en nuestras mentes, en nuestra imaginación, en los recuerdos que hemos compartido. Pero mientras yo viva estaréis siempre vivos. Os quiero mucho, mis animales fieles 🙂
Can, gos fidel, tu i la Iris, els animals de la meva vida… Espero que no hagis patit i que em disculpis per no haver estat amb tu.