Estos días, una organización anarquista (vaya posible incongruencia) está celebrado su centenario.
La CNT representó la esperanza de millones de personas, no solo de trabajadores sino también de ciudadanos que compartieron los difíciles años de la primera mitad del siglo XX. La etapa que vivió el anarcosindicalismo, desde su fundación hasta la guerra civil, fue la muestra de que otros modelos eran posibles. La educación, la solidaridad, la igualdad entre todas las personas, las ilusiones conformaron un estado de ánimo que arrastró desde los campesinos a los intelectuales. Por primera vez, millones de Espartacos, siguiendo las ideas de Bakunin intentaron llevar a la práctica la solidaridad y la libertad como señera contra las injusticias de la decadencia humana.
Visto con distancia, el siglo XX fue la centuria de la ilusión y de la decepción, de las muertes en horrorosas guerras, de la épica de los perdedores y de los ganadores. Y atravesando la historia como protagonistas: los anarquistas. Personas orgullosas, altivas, idealistas, nudistas, visionarias, vegetarianas, igualitarias, pobres, ricas, intelectuales, analfabetas… pero sobre todo humanistas.
Tras la derrota Nazi, con un Franco que pastoreaba su península Ibérica, los aliados dieron la espalda a las expectativas «democratizadoras» de los perdedores de la Guerra Civil. En diversas ocasiones la CNT intentó reponerse y volver a la palestra pero la «Transición Española» tuvo miedo del movimiento anarquista y, oh casualidad, el Caso Escala, consiguió desmontar la imagen del Anarquismo como alternativa social y pasó a identificar a los anarquistas como facinerosos y pistoleros. Exactamente igual a lo que opinaban, respecto al Anarquismo, los partidos en la República. Al final, la historia dio la espalda a la Anarquía, y Socialistas y Comunistas recogieron un testigo que les fue entregado por las fuerzas vivas del franquismo que habían planificado la Transición.
Por eso, no nos debe extrañar el pasotismo supino de la clase trabajadora. Los franceses están a años luz de nosotros en cuanto a derechos, y los defienden con convicción gracias a que nos son pastoreados por Socialistas y Comunistas como los que aquí recogieron las cenizas del Anarquismo.